La leyenda de Quintay…

Esta historia empezó a relatarse el año 2006, cuando un grupo de personas tomó la iniciativa de reactivar un proyecto iniciado en los 60', y que se mantuvo congelado hasta este año.
Con harto esfuerzo, inversión de tiempo y sobre todo ganas de ayudar, este propósito fue tomando forma. Había mucho por hacer, hartas personas a las cuales motivar, dinero por reunir, obstáculos que superar, y personas llenas de amor para entregar.
Al llegar el tan esperado día, todos estábamos llenos ansias por saber lo que nos deparaba esta experiencia, y a pesar de no conocernos, algo muy fuerte nos unía: AFS. Ya sea porque habíamos vividos un intercambio, porque un amigo había participado o porque la experiencia se estaba terminando.
Comenzamos con las mismas ganas con las que terminados luego de dos semanas de trabajo, juegos y aprendizaje.
De a poco nos fuimos conociendo y entrando en confianza, al cabo de unos días éramos todos amigos. Lazos de amistad se empezaron a entrecruzar hasta llegar a la solidez que hoy mantienen. Así el campamento fue fluyendo, la construcción se realizaba muy bien, los niños llegaban muy temprano para aprender cosas nuevas que sus tíos les enseñábamos y obviamente una que otra pareja se consolidaba.
Este campamento fue muy importante para todos los que participamos en él, aprendimos mucho, nos relacionamos con la gente de la comunidad, nos encantamos con la ternura de los niños, compartimos nuestras experiencias de intercambio otra vez, lo que trajo muchos recuerdos a nuestras memorias y pasamos muy buenos momentos compartiendo en los ratos libres.
Estamos trabajando con todas nuestras pilas cargadas para que el próximo campamento sea mucho mejor… y con esto queremos reforzar la invitación hecha previamente, para que te unas a esta iniciativa. Lo único que te podemos prometer es que no te vas a arrepentir…
Súmate, cada uno cuenta y el campamento no va a ser lo mismo si tú no participas.